Convivir en Desacuerdo: El Reto de adoptar diferentes perspectivas.

La convivencia humana está llena de altibajos. Basta con entender que la relación con uno mismo es complicada para reconocer que la relación con terceros puede convertirse a veces en un reto. Los estados anímicos, los conceptos cambiantes, los antecedentes sociales y las circunstancias imprevisibles son algunos de los factores que influyen en la fricción de la convivencia humana. Esto sin agregar los intereses personales y el refuerzo egoísta que recibimos al creernos estar en «lo correcto» en una discusión.


Un caso común de dificultad a la hora de convivir con otro ser humano es cuando aparecen las proyecciones. Persona 1 está teniendo un mal día porque se desveló irresponsablemente el día anterior y hoy, privada de la lucidez después de un buen descanso, está de mal humor. Aceptar que está de mal humor es aceptar que fue irresponsable ayer y que hoy sus compromisos la abruman; en resumen, que se equivocó y que es incapaz de realizar sus actividades en ese estado, un serio golpe al ego.


Lo que hace, y muchos hacemos, es proyectar su falta en otros. Persona 2 inicia su interacción con Persona 1 como comúnmente lo acostumbra. Persona 1 aprovecha la primera oportunidad para insinuarle a Persona 2 que anda de mal humor. Ahora Persona 2, quien no está de mal humor, es consciente de que algo no anda bien; en el momento que le menciona a Persona 1 que está de mal humor, la caja de Pandora se abre. Persona 1 saca una inconformidad del baúl de los recuerdos, la magnifica y, si no recibe la validación que espera de Persona 2, agarra un resentimiento personal contra ella que puede durar días.


Este comportamiento es un ejemplo clásico de cómo nuestro ego puede sabotear nuestras relaciones. Al proyectar nuestras propias debilidades y errores en otros, evitamos enfrentar nuestra propia responsabilidad y crecimientos. Sin embargo, este patrón de comportamiento no solo daña nuestras relaciones, sino que también nos impide crecer y aprender de nuestros errores.


El ejemplo anterior es uno de muchos en la complicada convivencia humana. Una de las soluciones para mejorar la comunicación y empatía entre los vinculados por una relación es escuchar y recordar que uno no posee la perspectiva única de la vida. Otros puntos de vista son igual de válidos y reales. Es posible que dos personas vean de forma diferente el mismo fenómeno o circunstancia y ambos estén viendo la realidad de las cosas, su realidad.


¿Por qué no entender que cada cabeza es un mundo y que es posible convivir acordando estar en desacuerdo? ¿Por qué dejar que el ego arruine nuestras comunicaciones? A nadie le hacemos un favor tratando de reafirmar nuestra individualidad. Dejemos de lado los conceptos y veamos la realidad de las cosas: todos somos parte de un gran todo.


Al reconocer y aceptar nuestras propias limitaciones y debilidades, podemos comenzar a construir relaciones más auténticas y empáticas. Al escuchar y considerar los puntos de vista de los demás, podemos aprender y crecer juntos. La convivencia humana no tiene que ser un reto, sino una oportunidad para crecer y aprender unos de otros.

La Ineficacia del Castigo: Propuesta de Reforma Carcelaria



El sistema carcelario de la mayoría de los países sigue basándose en la antigua tradición del castigo. Sin embargo, esta aproximación resulta ineficaz. Las tradiciones religiosas y costumbres tribales han perpetuado la idea de que el castigo es el medio para corregir las desviaciones sociales. Aunque se proclama que la reformación del detenido es fundamental para su reintegración en la comunidad, la realidad es distinta.


Dentro de las instituciones de detención, la buena intención de los directivos se ve opacada por la pobre ejecución de sus operadores. Pero este es solo el inicio del problema. El enfoque en la criminalidad es el punto primordial de análisis si buscamos reformar el sistema carcelario. ¿Por qué creemos que castigar a un delincuente es el camino hacia la reforma? El índice de reincidencia muestra que el encarcelamiento, con todos los daños y privaciones que conlleva, no está funcionando.


Es posible que en épocas antiguas, cuando la sociedad era más nuclear y los lazos comunales más estrechos, el castigo funcionara como concientizador de las desviaciones del ofensor. Sin embargo, en la actualidad, nuestras sociedades están compuestas por individuos alienados. La cultura del «yo sobre todas las cosas» y los constantes distractores han llevado a que incluso dentro de los núcleos familiares se encuentren extraños.


Un delincuente sin el apoyo de su comunidad es, en términos prácticos, un caso perdido. La cárcel, aunque es un lugar deplorable, se ha convertido en un hotel con limitaciones. Los programas de reformación que se ofrecen ahí suelen ser inútiles porque se olvida que muchos de estos delincuentes carecen de formación ética y desconocen las normas de convivencia.


Para tener un sistema carcelario efectivo, propongo eliminar el castigo como enfoque principal y reemplazarlo por un sistema de reformación basado en el acompañamiento y la educación. Es necesario crear un ambiente propicio y seguro para que los individuos replanteen su ideología y realicen cambios en beneficio de ellos y su comunidad.


No se trata de dejar que los criminales delincan a sus anchas, sino de crear un sistema que priorice la rehabilitación y la reintegración social.

Algunas reformas que podemos hacer son:

  1. Programas de educación y capacitación laboral para desarrollar habilidades y conocimientos.
  2. Terapias individuales y grupales para abordar problemas emocionales y psicológicos.
  3. Actividades recreativas y deportivas para fomentar la salud física y mental.
  4. Tutorías y mentorías para guiar a los reclusos en su proceso de reforma.
  5. Acceso a servicios de salud mental y médica especializados.
  6. Programas de reinserción laboral y empleo asistido.
  7. Vivienda transitoria y apoyo para encontrar alojamiento estable.
  8. Asesoramiento y orientación para reintegrarse en la comunidad.
  9. Actividades comunitarias y voluntariado para fomentar la conexión social.
  10. Seguimiento y apoyo post-reclusión para prevenir la reincidencia.
  11. Involucramiento de la comunidad en la planificación y ejecución de programas.
  12. Voluntariado y mentorías comunitarias.
  13. Colaboración con escuelas y universidades para ofrecer educación y capacitación.
  14. Participación de organizaciones religiosas y culturales.
  15. Creación de un consejo asesor comunitario para supervisar y evaluar el sistema.

La necesidad de trascender: El papel de las drogas en la búsqueda de la conexión y la significación

En su influyente libro «Las puertas de la percepción», Aldous Huxley narra su experiencia con el peyote, una planta mesoamericana con propiedades psicotrópicas, y explora cómo diversas civilizaciones han utilizado sustancias para acceder a experiencias astrales y expandir su conciencia.

Sin embargo, en la actualidad, el consumo de drogas es visto como un problema global. Antes de aceptar que las drogas en sí mismas son el problema, debemos identificar las causas subyacentes. La prohibición ha generado un lucrativo mercado negro, fomentando la creación de drogas más mortíferas y peligrosas. Además, ha llevado a la formación de cárteles, el uso clandestino de sustancias no reguladas y el encarcelamiento masivo.

¿Es efectiva la prohibición? ¿No sería más eficaz regular el consumo y producción de drogas para evitar estos problemas? La adicción a sustancias como la heroína, el fentanilo y la metanfetamina es peligrosa, pero no podemos negar que el ser humano tiene una necesidad inherente de desconectarse ocasionalmente de la realidad.

La historia muestra que pueblos ancestrales utilizaron métodos naturales para elevar su estado de conciencia. Hoy, deberíamos considerar la regulación estatal del consumo de drogas, verificando su producción para minimizar el factor adictivo y dependiente. Las sustancias del futuro podrían ser utilizadas recreativamente para abrir canales de percepción y fomentar la contemplación meditativa y reflectiva.

No podemos culpar a aquellos que caen en la adicción. Muchas personas carecen de educación o herramientas para enfrentar el sufrimiento percibido en su interior. Debemos ofrecerles válvulas de escape no invasivas y seguras.

Es hora de reconsiderar nuestra relación con las sustancias y dejar atrás la ley obsoleta que tipifica el consumo de drogas. Quizás, en el futuro, podamos regresar a métodos más naturales como la hoja de coca, la Canabis, el peyote, la Ayahuasca y los hongos.

Aquí te dejo la continuación del texto con algunos párrafos adicionales sobre drogas del futuro que elevarían el estado de conciencia:

En el futuro, es posible que surjan sustancias aún más avanzadas y seguras para expandir nuestra conciencia. Estas «drogas del futuro» podrían ser diseñadas para potenciar nuestra creatividad, mejorar nuestra empatía y comprensión interpersonal, y permitirnos acceder a estados de consciencia más elevados.


Algunas posibilidades incluyen:


– Sustancias que amplifiquen nuestra conexión con la naturaleza y el universo.
– Compuestos que faciliten la introspección y la auto-reflexión.
– Medicinas que permitan acceso a estados de conciencia colectiva y compartida.
– Tecnologías que simulen experiencias espirituales y meditativas.


Estas innovaciones podrían revolucionar nuestra comprensión de la conciencia y nuestra relación con el mundo que nos rodea. Sin embargo, es crucial que su desarrollo y uso sean guiados por principios éticos y científicos rigurosos.


La regulación y supervisión de estas sustancias serán fundamentales para garantizar su seguridad y eficacia. Además, será esencial educar a la población sobre sus beneficios y riesgos, y promover un uso responsable y consciente.


El futuro de las drogas que expanden la conciencia es prometedor, pero requiere un enfoque cuidadoso y colaborativo entre científicos, filósofos, líderes políticos y la sociedad en general.

El Quehacer Filosófico: Una visión integral

La filosofía, comúnmente considerada una rama de las humanidades, se percibe a menudo como una actividad exclusiva de aquellos que dedican su vida al estudio y práctica de esta disciplina. Sin embargo, ¿cuál es la realidad detrás del quehacer filosófico que intersecta con otras disciplinas?


La filosofía no se limita a estudiar conceptos y teorías, sino que implica un proceso reflexivo y vinculativo que busca comprender la esencia de la realidad. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche criticaba el historicismo filosófico por enfocarse en la memorización y no en el ejercicio reflexivo.


Hoy en día, muchas universidades enseñan historicismo filosófico en lugar de fomentar la verdadera esencia de la filosofía. Sin embargo, la filosofía es el punto de partida de cualquier disciplina que conocemos. La necesidad de dividir y especializar áreas del conocimiento refleja una época con limitaciones en el acceso a la información y la comunicación.


Al analizar el nacimiento de cualquier ciencia o pseudociencia, encontramos que parten de un proceso de análisis, reflexión y exploración. Tenemos los recursos necesarios para integrar el quehacer filosófico en un solo emprendimiento.


Es hora de reformar las currículas estudiantiles y cambiar nuestra percepción. El universo es uno, y la realidad también. ¿Por qué insistimos en dividir y conceptualizar? En última instancia, toda actividad consciente en la que el ser humano se involucra es, por definición, quehacer filosófico.


La filosofía no debe ser vista como una disciplina aislada, sino como una herramienta fundamental para comprender la interconexión de todas las áreas del conocimiento. Al reconocer esto, podemos fomentar una educación más integral y holística.»


Algunos términos que veremos enriquecen el quehacer filosófico son:


– Interdisciplinariedad
– Holismo
– Conocimiento integrado
– Pensamiento crítico
– Reflexión filosófica
– Epistemología

Basta con recordar lo que tres de los filósofos más importantes dijeron:


– «La filosofía es el amor a la sabiduría» – Platón
– «La filosofía es la ciencia de las ciencias» – Aristóteles
– «La verdadera filosofía es la que se vive» – Sócrates

Una tarea tan humana.
Desigualdad Social y Laissez-faire: Reto Económico y Social

Desigualdad Social y Laissez-faire: Reto Económico y Social

El filósofo y economista austriaco Joseph Schumpeter nos deja un legado reflexivo: el proceso capitalista como una «destrucción creativa» continua, donde los emprendedores innovan y eliminan procesos en busca de beneficios económicos a largo plazo. Sin embargo, en la era actual de gratificaciones instantáneas y consumismo desmedido, este proceso innovador se ha degenerado. ¿Cuántas funciones debe tener una plancha para el cabello? ¿Por qué cambiar de teléfono o automóvil cada año?

El filósofo mexicano Martin Alonso Aceves Custodio propone, al igual que otros economistas y pensadores, reevaluar el papel del Estado en la economía. Nos invita a mirar a países capitalistas con políticas socialistas, como los escandinavos o Canadá, donde la disparidad social es menor. No se trata de intervenir excesivamente, sino de preguntarnos: ¿Qué es lo que realmente importa? ¿Un futuro lleno de comodidades para unos pocos o un sentido de pertenencia comunal sin personas de segunda clase?

La evolución del sistema capitalista desde la Revolución Industrial hasta hoy muestra que el modelo no es sostenible bajo la «mano invisible» de Adam Smith. El laissez-faire ha demostrado ser un factor que agrava la desigualdad social. Para corregir el curso económico de nuestra especie, debemos tomar acciones inclusivas y acabar con la disparidad social. Esto nos llevará a confiar más en el Estado y delegar decisiones a la voluntad de la mayoría, en lugar de unos pocos que buscan satisfacer sus intereses propios.»