La ilusión de la independencia
¿Realmente somos independientes? El romanticismo que rodea la idea de la independencia, la libertad de hacer, decir y pensar lo que uno quiera, es abrazada por millones en todo el mundo. Quizás la mayoría de ellos vivieron en países demócratas y compartieron un pasado histórico de opresión y luchas libertadoras necesarias para alcanzar la libertad.
Sin embargo, ser independiente no sólo es irreal, sino que visto con objetividad, es contraproducente. Si eres una persona común, nacida en una nación reconocida, con un gobierno estable, un sistema económico funcional y normas de convivencia, entonces te tengo una sorpresa: no eres independiente.
Crees serlo porque ocasionalmente percibes que algunas de tus elecciones no están influenciadas por factores externos. Esto te da una falsa sensación de independencia, así como también los discursos difundidos por generaciones en los ámbitos sociopolíticos y educativos.
La interdependencia: una realidad
No hay nada malo en admitir que no somos independientes. Así es la vida. Desde los organismos más pequeños del universo hasta las constelaciones más lejanas, todo está interconectado. No escapamos del orden natural del universo.
Les invito a celebrar la interdependencia, un concepto que en el pasado estaba asociado con la opresión y el colonialismo económico y cultural, pero que hoy es abrazado como un indicador de que como raza estamos elevando nuestro entendimiento.
Celebra la interdependencia
- Reconoce tu conexión inherente con otros.
- Honra y atesora esa conexión.
- Entiende que una relación sana parte y termina en uno, pasando por el todo.
Lo que hagamos, digamos y pensemos no es independiente, es interdependiente y afecta a todos los que nos rodean.
- Busca pertenecer a la comunidad, cuidándola y aportando para ella.
- Esfuérzate por obtener un balance entre el bienestar personal y el bienestar comunitario.
La interdependencia es compleja y multifacética, pero si ponemos atención, la podremos ver en cada aspecto de nuestra vida diaria.