Hablemos claro, no siempre es fácil hablar de limitar las libertades individuales, pero hay momentos en que es necesario hacerlo por el bien de la comunidad. Y uno de esos momentos es cuando se trata del contenido basura en los medios de comunicación.
¿Qué es contenido basura?
Bueno, es ese tipo de contenido que no aporta nada bueno, que es dañino para la sociedad y que carece de calidad y responsabilidad social. Sabemos que todos tenemos derecho a elegir cómo queremos entretenernos, pero hay un problema cuando ese contenido es perjudicial.
Ejemplos de contenido basura
- Reality shows que promueven estereotipos y prejuicios en la televisión
- Programas que incitan a la violencia y la intolerancia en la radio.
- Sitios de explotación humana y noticias falsas en internet
La responsabilidad compartida
Emilio Azcárraga Milmo, fundador de Televisa, dijo una vez: «Si el pueblo quiere mierda, mierda le vamos a dar». Esto resume la situación: los productores de contenido están intentando ganarse la vida y responden a la demanda del público. Si los consumidores quieren contenido basura, ellos lo proporcionan.
Pero, ¿quién es el culpable?
No podemos culpar solo a los productores. La responsabilidad es compartida entre ellos y los consumidores. Un público más educado y consciente sería consumidor de mejor contenido mediático.
La solución: educación y conciencia
La educación es clave. Si sabemos que un panecillo dulce es perjudicial para la salud, ¿por qué no podemos saber que el contenido basura es perjudicial para nuestra mente y nuestra sociedad?
La propuesta: etiquetar el contenido
Etiquetar el contenido de los medios según su calidad e intención puede concientizar a los consumidores. No es una solución perfecta, pero es un comienzo.
Superando la subjetividad
Para evitar la subjetividad, se sugiere que el contenido de calidad tenga características como:
– Relevancia
– Actualidad
– Respeto a la diversidad
– Producción de calidad
– Contenido educativo
– Fomento de la crítica
– Cumplimiento de estándares éticos
Conclusión
La responsabilidad compartida entre productores y consumidores es clave para mejorar la calidad del contenido mediático. Etiquetar el contenido y concientizar a los consumidores puede ser un paso hacia un cambio positivo. ¡Es hora de tomar conciencia y exigir contenido de calidad!