¿Por qué filosofamos? ¿Por qué nos empeñamos en resolver preguntas que parecen no tener respuesta única? Bueno, para muchos de nosotros, ciudadanos globales comprometidos con el bienestar, la respuesta es clara: lo hacemos porque alguien debe hacerlo.
La teoria de Ludwig Wittgenstein
Está en nuestra naturaleza humana indagar y desafiar nuestras capacidades. Es como si tuviéramos un itch que no podemos rascar. Queremos entender el mundo que nos rodea, queremos descubrir los secretos del universo y, sobre todo, queremos encontrar nuestro lugar en él.
Pero, ¿qué pasa cuando nos encontramos con la teoría de Ludwig Wittgenstein? Él dice que los problemas filosóficos comienzan con la sensación de desconcierto y confusión, originados en confusiones lingüísticas. ¡Eso es como decir que estamos hablando de un laberinto de palabras!.
Según Wittgenstein, estos problemas no deben ser resueltos, sino disueltos. La filosofía busca dilucidar, no proponer. ¡Pero nosotros no nos conformamos con eso! Somos herederos del desconcierto y la confusión de nuestros antecesores, y al mismo tiempo, generamos nuevos problemas.
No intentamos desviar el uso común de las palabras hacia el plano metafísico, sino que enfrentamos la realidad en el único plano que conocemos: el presente. ¡Es como si estuviéramos en un viaje en el tiempo, pero sin la máquina del tiempo! Al observar la realidad, nos quedamos perplejos.
Nos preguntamos cómo llegamos aquí, haciendo lo que hacemos, cuando no es lo que buscábamos. Reconocemos nuestra capacidad para cambiarlo. Proponemos soluciones, pero más que eso, actuamos.
Nuestro entendimiento por medio del lenguaje
Mientras Wittgenstein veía un embrujo en nuestro entendimiento por medio del lenguaje, nosotros vemos al lenguaje embrujado por el entendimiento. Proponemos destruir conceptos y reevaluar lo que damos por sentado. ¡Es como si estuviéramos en una revolución de ideas! En este sentido, nuestra filosofía no es una mera reflexión, sino una acción.
No nos conformamos con preguntas sin respuestas, sino que buscamos respuestas que nos permitan avanzar. No estamos atrapados en el pasado, sino que miramos hacia el futuro, listos para enfrentar los desafíos que se presentan.
Así que, ¿por qué filosofamos? Filosofamos porque queremos cambiar el mundo. Queremos entender para transformar. Queremos actuar para mejorar. Y en este proceso, nos convertimos en los arquitectos de nuestro propio destino. ¡Es emocionante, ¿verdad?!.
La filosofía nos permite cuestionar, debatir y reflexionar sobre nuestros valores y creencias. Nos permite crecer como personas y como sociedad. Y, sobre todo, nos permite soñar con un futuro mejor.
En última instancia, la filosofía es un viaje de autodescubrimiento y de transformación. Es un viaje que nos lleva a los límites de nuestro conocimiento y nos invita a traspasarlos. Es un viaje que nos hace preguntar, buscar y encontrar respuestas. Y es un viaje que nos recuerda que, en el fondo, la filosofía es una forma de vida.